Levantarse en Valeria del Mar era un placer,entraba un delicioso olor a eucaliptus por la ventana,mas el olor del mar,daban una sensacion de paz increible.
Alberto se levantaba muy puntual para ir a trabajar,Elvira para cumplir con los quehaceres diarios,y yo estaba maravillada por todo lo que veia,lo que mas me divertia era la hora de darle de comer a los pollitos,cuando Elvira les tiraba la comida,estos emitian un sonido muy dulce y alegre.
Despues haciamos las compras, en el unico almacen que habia sobre la Av Espora,la principal avenida de Valeria del Mar.
Antes de que el sol caiga,Elvira regaba los arboles,y esperaba con ansias que Alberto regrese de su trabajo,ellos se querian mucho,y a mi tambien.
Con cara de cansancio pero orgulloso de su trabajo,Alberto regresaba a la casa.
Comiamos como una pequeña,pero gran familia,y temprano y sin mucho mas que hacer,nos hibamos a descansar.
A veces,solo a veces,Elvira me llevaba por las tardes a ver caer el sol frente al mar,ese recuerdo quedara grabado por siempre.
lunes, 22 de febrero de 1982
sábado, 20 de febrero de 1982
Mi lugar en el Mundo
Alberto era albañil.
Pero no en el barrio donde nosotros viviamos,ni tampoco de una ciudad cercana,el habia conseguido trabajo en la Costa Atlantica hacia muchos años,mas precisamente en Valeria del Mar,y alli se dirijia por varios meses a trabajar,donde ademas, con sus propias manos habia construido una casa,humilde,pero recomfortante.
En unos de sus viajes,Elvira y yo lo acompañamos,,como explicar lo que era ese lugar,luego de 6 hs de viaje llegamos,no habia muchas casas como en el barrio,solo se podia divizar una casa por manzana,el resto era todo bosque,calles de arena,esquinas de medanos,y a 10 cuadras de la casa,el mar resonando,ni hablar del aire que se respiraba,era especial y distinto a los de la gran ciudad.
La casa era a dos aguas,con dos habitaciones,un calido comedor,y una gran estufa a leña,el terreno que rodeaba la casa,era gigante,en el habia arboles de naranja,manzana,ciruelas,y habia una pequeña granja con gallinas,pollitos y conejos,teniamos alli dos perros mas Leal y Sandokan.
Que decir del cielo,ahi si que se apreciaba cada estrella ,si hasta casi sentia que las podia tocar.
Realmente sentia que ese era mi lugar en el mundo.
Pero no en el barrio donde nosotros viviamos,ni tampoco de una ciudad cercana,el habia conseguido trabajo en la Costa Atlantica hacia muchos años,mas precisamente en Valeria del Mar,y alli se dirijia por varios meses a trabajar,donde ademas, con sus propias manos habia construido una casa,humilde,pero recomfortante.
En unos de sus viajes,Elvira y yo lo acompañamos,,como explicar lo que era ese lugar,luego de 6 hs de viaje llegamos,no habia muchas casas como en el barrio,solo se podia divizar una casa por manzana,el resto era todo bosque,calles de arena,esquinas de medanos,y a 10 cuadras de la casa,el mar resonando,ni hablar del aire que se respiraba,era especial y distinto a los de la gran ciudad.
La casa era a dos aguas,con dos habitaciones,un calido comedor,y una gran estufa a leña,el terreno que rodeaba la casa,era gigante,en el habia arboles de naranja,manzana,ciruelas,y habia una pequeña granja con gallinas,pollitos y conejos,teniamos alli dos perros mas Leal y Sandokan.
Que decir del cielo,ahi si que se apreciaba cada estrella ,si hasta casi sentia que las podia tocar.
Realmente sentia que ese era mi lugar en el mundo.
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