No se cuanto tiempo transcurrio,siento que mucho,a diario en la parroquia me visitaban personas, que me miraban con ojos de dulzura,casi con compasion diria yo,nunca entendi muy bien por que.
Un dia un elegante hombre de tez blanca,de un porte varonil y una altura considerable,junto a una mujer trigueña,de pequeña estatura,y ojos almendrados,me miraron diferente,sus ojos reflejaban interes,entusiasmo,pero como todos una vez mas,se fueron.
Ya con 6 meses de edad,los vi venir una vez mas,como olvidar sus rostros,si juntos eran como el agua y el aceite.
La hermana Maria empaco mis cosas, y parti junto a esta familia hacia un nuevo hogar.
Todo estaba preparado para mi llegada,un cuarto rosa y un moises reconfortante me esperaban.
Habia juguetes a montones,a veces no sabia cual elejir.
Esta mujer que se llamaba Elvira,me cuidaba dia y noche,saliamos a pasear,y yo amaba esos rayos de sol que acariciaban mi rostro.
Y este señor,Alberto,trabajaba muchas horas,pero volvia con una enorme y blanca sonrisa a nuestra casa,todos juntos cenabamos como una gran familia que eramos y al rato nos dormiamos con una paz exquisita.
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